martes, 20 de enero de 2015

EL PODER DE LA CONCIENCIA

     Inmerso en el bosque nocturno, un castor roía troncos de árboles y los trasladaba hasta el río donde construía su represa. Un grillo trepado en un abedul lo observaba con disgusto; se le aproximó y le dijo:
     —Tus dientes filosos harán del bosque un desierto y tu represa matará de sed a los animales río abajo. ¿No ves el daño que estás causando?
     —¡Es cierto! —respondió el castor, con ojos llorosos—, mas este embalse, que tantos males perpetra, guarda en sí un noble propósito: mis hijos necesitan una madriguera para guarecerse de los terribles lobos. ¡Grillo, amigo! ¡Ten piedad de mis pequeños!
     Al amanecer, el grillo y el castor terminaron de construir la represa.


EL PODER DE LA CONCIENCIA - CC by-nc-nd 4.0 - Pablo Antonio Salas Moya

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